Hacía mucho tiempo que queríamos conocer Hattori Hanzō (C/ Mesonero Romanos, 17), sobre todo después de probar Panda Patisserie, su versión de pasterelería japonesa de las tardes donde ofrecen meriendas japonesas, de la que os hablamos en la Ruta Japonesa y en la Ruta de las Tortitas.

Nada más sentarte ya te das cuenta de que no estás en el típico japonés en el que la carta es solo sushi y ramen, porque Hattori Hanzō ofrece la experiencia que tendrías en una auténtica izakaya, o taberna japonesa, con dos ambientes completamente diferentes: un yatai (puesto de comida callejero) de las calles de Osaka y un horigotatsu, o tarima, con mesas tradicionales donde hay que meter las piernas en un hueco bajo la mesa para sentarse a comer (advertimos a los más patosos de que entrar requiere de cierto nivel de coordinación).

Un recorrido por Hattori Hanzō

Hablar de la carta es hablar del respeto hacia los ingredientes de primera calidad, muchos de ellos traídos desde el otro lado del mundo, con un repaso a la auténtica comida japonesa, porque aquí no se viene a comer sushi. A esto le sumamos unas presentaciones que juegan con los ingredientes de una forma muy elegante, y que además de entrar por los ojos, también entran por el paladar de una forma deliciosa. Y para beber, cervezas japonesas, sake, limonadas (la de yuzu es obligatorio probarla) y vinos.

Paseo por Hokkaido

Tostadas crujientes de arroz y tapioca con láminas de ventresca de atún rojo toro, chutney de caqui y nieve agria de licopeno. Un plato para compartir y comer con las manos, con un toque dulzón y crujiente.

Maguro Ttaki

Tataki de atún rojo con yuzu-kosho, gel de ciruela japonesa neri-ume y mizuna. El atún se deshace en vuestra boca, un plato delicioso con un ligero toque ácido gracias al yuzu.

Kobujime Hotate

Uno de los platos con más éxito y que más nos gustó: ligeramente picante y de textura muy suave, consiste en una vieira de Hokkaido curada en alga kombu con salsa holandesa de mentaiko —huevas de abadejo— y tsukudani de kombu.

Takoyaki

Bolitas de masa japonesa a la plancha con pulpo y jengibre, un imprescindible de los puestos callejeros japoneses e ideal para compartir.

Perdido en Korea Town

Nuestro indiscutible favorito de la carta, una lasaña inspirada en el barrio coreano de Tokio, con cangrejo real, kimchi coreano, leche de oveja, arroz inflado y lima. Nos vamos a poner poéticos para describirlo: posee un sabor suave y delicado que envuelve vuestra lengua como una manta de seda y que contrasta con el crujiente del maíz inflado a cada bocado.

Fuji

Llegamos al postre con un emplatado que representa un camino de cenizas hacia el famoso monte Fuji, con chocolate negro Valhorna Manjari, chocolate blanco Ivoire, té verde matcha en su interior, gianduja de avellana, frutos rojos y helado de mango y pimienta de Sichuán de Obrador Grate.