La zona de las Cuatro Torres no parece un lugar demasiado atractivo para ir a comer, y sin embargo hay un sitio al que no dudaríamos en ir todos los días si pudiéramos: Paprika (C/ Magnolias, 120). Una pequeña cafetería rodeada de rascacielos que ofrece comfort food y café de especialidad, un oasis dentro del desierto urbano perfecto para los que vivan cerca, trabajen en las oficinas de la zona o simplemente no les importe desplazarse hasta allí (y os lo aseguramos: merece mucho la pena hacerlo).
Paprika nace de la mano de Liévana Moreno, quien a pesar de haber estudiado Derecho y Farmacia siempre ha sido una apasionada de la cocina. Tanto que después de hacer pequeños cursos de cocina, repostería y pastelería dio el gran salto a la prestigiosa escuela Le Cordon Bleu. Y de ahí no ha parado, trabajando en restaurantes como El Invernadero o DStage (ambos con estrella Michelin nada menos) hasta que se decidió a abrir, junto a Octavio Junior Capolingua, su propio proyecto.
Un recorrido por Paprika
Paprika no es ni una cafetería ni un restaurante. ¿Entonces qué es? Una experiencia, un gastro café donde la cocina asiática, latina y española se fusionan, jugando con los productos frescos y de temporada, dando lugar a una carta original, breve a simple vista pero cargada de platazos que invitan a probar cada uno de ellos. Por la mañana ofrecen desayunos variados con tostas, bizcochos, tartas y una amplia carta de bebidas apta para los más exigentes, mientras que a la hora de comer sacan la artillería pesada con su cocina fusión, sin olvidar el brunch de los sábados. Para que os hagáis una idea, en el poco tiempo que llevan abiertos ya han hecho más de cien platos distintos (no hay más que cotillear su Instagram para darse cuenta), una locura si encima se tiene en cuenta el pequeño espacio del que disponen, pero en Paprika hacen magia y se nota que detrás de cada plato hay auténtica pasión por la cocina.
Wonton de secreto ibérico
Empanadillas chinas rellenas de tierno secreto ibérico cocinadas en su propio jugo. Y efectivamente, toda esa salsilla que veis en la foto es toda una maravilla para mojar con pan.
Buns de crema de huevo y beicon
¡Dios santo, por favor, queremos comer esto cada día! Masa casera rellena de una ligera crema de huevo con un punto dulce y un toque de beicon para aportarle el toque salado, todo perfectamente cocinado al vapor. El bun es irresistible, pero el relleno deberían venderlo para llevar a casa porque una vez lo probéis querréis ponerlo sobre cualquier cosa.
Carrillera con arroz meloso
Tiernas carrilleras sobre un meloso arroz de verduras cocinado en la propia salsa, lo cual le da un sabor muy intenso. Es un plato muy reconfortante, que recuerda a la clásica comida casera, y como tal os avisamos de que también llena bastante.
Gnocchi de rabo de toro y trufa
Gnocchi caseros de patata con toda la potencia de sabor que aporta el rabo de toro y la trufa laminada. Perfectos para seguir la tradición argentina de comer gnocchi el día 29 de cada mes, o el día que os de la gana en realidad porque están tremendos.
Sandwich de pastrami
Dos rebanadas de hogaza de masa madre rellenas de tierno pastrami casero cocinado a baja temperatura durante 36 horas y ahumado en roble, mostaza antigua, queso y berro. Un pastrami con un auténtico sabor propio si lo comparamos con otros de la ciudad.
Tartas de queso y de chocolate
Ponemos fin con los postres. Por una parte tenemos la tarta de queso, la cual va variando sus ingredientes. Nosotros probamos la de cheddar y gorgonzola, y os aseguramos que entra en nuestro top de tartas de queso de Madrid. El segundo postre al que le hincamos el diente es la tarta de chocolate, para la que usan harina de almendras en vez de harina de trigo, y la sirven sobre una cama de crema de lima. Y si esto os parece poco, al final de cada comida os darán unas gominolas caseras para limpiar el paladar, un pequeño detalle que pone el punto y final a una comida increíble y tras la que no hay dudas: Paprika es un must de Madrid.
