Esta vez nos ha dado antojo de comida japonesa, pero de la de verdad, la que comen los japoneses que viven en Madrid cuando sus estómagos extrañan su gastronomía. Así que tras mucho investigar, saborear y caminar hemos conseguido hacer una ruta cargada de sabores de (casi) todas las regiones del país del sol naciente. Bento, chirashi, okonomiyaki, dorayakis, katsu sando… y sin sushi al uso, porque estamos un poco cansados de las cadenas de sushi que hay por Madrid y que son de dudosa calidad. ¡Empezamos!
Hablar de Japón es hablar de ramen, y hemos decidido empezar la ruta en Morikaen (que por cierto, ya fue el comienzo de nuestra Ruta del ramen) porque elaboran uno que está de muerte, es contundente, suele ser relativamente fácil encontrar mesa y hay mucha variedad para elegir. ¿Se puede pedir algo más? Pues sí, la relación calidad/precio es insuperable porque va desde los 8 hasta los 10€ por unos boles que bien podrían ser para compartir. Nosotros siempre caemos rendidos con el chikinkatsu ramen, que viene con pollo rebozado.
Nos acercamos a a zona de Ópera para ir al que para nosotros ha sido el gran descubrimiento de la ruta japonesa: un restaurante que teníamos completamente fuera de nuestro radar y al que ahora no podemos parar de ir. Ageyoka se especializa en brochetas de kushikatsu al estilo de Osaka, su carta también esconde el tonkatsu más crujiente de Madrid (lomo, 10€, o solomillo, 12€, rebozado con panko) y el único katsu sando que hemos visto por la ciudad hasta la fecha: un sandwich de tonkatsu, con dos rebanadas de pan de molde bien gruesas y acompañado con un poco de salsa que nos sacó una lagrimilla. Además el katsu sando tiene un precio de 10€, pero os lo podéis pedir para llevar por 8€ y si hace buen día lo comerlo paseando por la zona.
Apuntaos bien este plato porque va a ser uno de vuestros favoritos a partir de ahora: okonomiyaki. Una especie de tortilla japonesa que dominan en este local pegado a la plaza de Santo Domingo. En Sublime Tokyo cuentan con dos opciones, el estilo Osaka (12€) y el Hiroshima (15€). Se diferencian en que, en el estilo Hiroshima, se extiende una capa fina de masa sobre la plancha y sobre ella se amontona el repollo y demás ingredientes como carne de cerdo, soba, gambas, calamares y huevo, superponiendo una capa sobre otra. En el estilo Osaka no se ponen fideos y los ingredientes se mezclan juntos en la masa antes de cocinarlo sobre la plancha. Un consejo: reservad en barra pues tendréis unas vistas privilegiadas a la plancha de la cocina.
Es hora de poner el punto dulce a la ruta en el restaurante Hattori Hanzo, que de 17:00 a 21:00 se transforma en Panda Patisserie, una pastelería japonesa en la que os podréis finos merendando dorayakis (3,20€-5,20€), mochis (2-2,40€) o la famosa japanese cotton cheesecake (a 5,50€ y de las que os hablamos en la Ruta de las Tortitas), la tarta de queso japonesa que habréis visto en cientos de vídeos por la red y que es súper esponjosa. Para acompañar estos manjares no pueden faltar el matcha, una selección de tés japoneses y chinos y refrescos como la limonada de yuzu o la de frambuesa.
Nos adentramos en el barrio de las Letras y cruzamos la ornamental entrada de Donzoko para degustar el bento, la comida que los japoneses se llevan al trabajo y que viene servida dentro de una pequeña caja con diferentes compartimentos en los que separan el arroz, pescado o carne y vegetales, y que pueden venir en elaboraciones tanto crudas como en tempura. Dicho un poco a lo bestia, las cajas bento son los platos combinados japoneses pues incluyen muchos productos y elaboraciones en su interior. En Donzoko cuentan con tres opciones que van desde lo 10€ hasta los 25€. En nuestro caso optamos por el Makunouchi «Matsu», de 18€, y que incluye tempura, sashimi, verduras cocidas, cinta de lomo a la plancha, salmón a la parrilla, arroz y sopa de miso.
Subimos por Echegaray hasta llegar al número 29, listos para degustar el bocado estrella de street food de la región de Kansai: el takoyaki. Se trata de unas bolitas hechas a mano con harina de trigo, huevo, caldo de pescado y trozos de pulpo que se cocinan sobre una plancha con forma de huevera. Lo podréis encontrar en muchos restaurantes de comida japonesa de Madrid, pero los más ricos de la ciudad son los que hacen en Balón Tokio, un pequeño local a medio camino entre izakaya y bar español en el que sólo hay gzoyas, yakitori y takoyaki con precios que van desde los 5€ por 6 bolas hasta los 13€ por 20. Además cuentan con siete tipos de salsas para acompañarlos, así que son la tapa perfecta para cuando os apetezca tomar una cerveza con algo diferente. Por cierto, ahora cuentan con un segundo local al lado de Atocha (C/ Tortosa, 6).
Acabamos la ruta en Yokaloka, uno de nuestros japoneses favoritos, para probar el chirashi. Se trata de la forma deconstruida del sushi, pues su nombre literalmente significa diseminado. Visualmente puede recordar al poké (casi podríamos decir que es su abuelo) pero con bastantes diferencias porque mientras el chirashi se hace siempre con arroz de sushi y con pescado crudo para sashimi y verduras, el poké no tiene por qué llevar arroz y el pescado va cortado en dados y aderezado con diferentes salsas y otros ingredientes. En Yokaloka cuentan con tres opciones: clásico (15,50€), tataki de atún zuke (18€) y el que nosotros nos pedimos, el aburi salmón (15,80€).