Hacía mucho tiempo que teníamos pendiente una ruta de la tortilla de patatas, y la hemos estado retrasando una y otra vez porque sabíamos que iba a ser algo más complicado de lo que parecía. Y es que si se sabe hacer bien, un pincho de tortilla se puede convertir en un manjar de dioses, pero por desgracia eso no es lo que nos encontramos habitualmente en los bares de Madrid. Sin embargo, también tenemos verdaderas instituciones en lo que a este plato se refiere y, aunque han sido varias semanas de investigación, de alegrías y de decepciones estrepitosas, hemos conseguido cruzarnos Madrid de tortilla en tortilla y hacer una lista con nuestros favoritos. Que si con cebolla o sin cebolla, bien cuajada o chorreante, tradicional o con más ingredientes e incluso una vegana, todas tienen hueco en nuestra ruta del pincho de tortilla por Madrid.
Arrancamos la ruta por todo lo alto: en Sylkar, un lugar al que peregrinar cuando se quiere probar una de las mejores tortillas de Madrid. La suya (2,90€ el pincho) la hacen poco cuajada, un pelín salada, con una patata tierna y cortada en pequeños tacos que se deshacen la boca. Y para evitar debates y disputas familiares, la tienen con y sin cebolla.
Cambiamos de barrio y nos adentramos en el bullicioso Mercado de La Paz, donde se encuentra este bar en el que cocinan una de esas tortillas que rivalizan con las de cualquier madre y cuya fama traspasa las fronteras de Madrid. Aquí el pincho es de tamaño contundente (2,50€), chorreante, con la patata cortada en dados y con un sabor ligeramente dulce si la pedís con cebolla.
Del barrio de Salamanca nos trasladamos a Malasaña para saborear otra de esas tortillas que están presentes en todos los rankings de Madrid y que es historia viva de la ciudad. Aquí el pincho (2,99€) lleva cebolla, con el huevo sin terminar de estar del todo cuajado y con tiernos tacos de patatas. Eso sí, preparaos para estar apretados porque la pequeña taberna siempre se llena.
Es hora de romper los ingredientes tradicionales y pasar a combinaciones más extravagantes, pues en Pez Tortilla encontraréis más de 15 tipos de tortillas que van rotando cada día. De brie trufado con jamón, chistorra, torta del Casar, trompeta negra… y, por supuesto, también la clásica de patatas y con cebolla caramelizada. Imprescindible acompañar vuestro pincho (3€) con una buena cerveza artesana de su impresionante selección.
Puede parecer que incluimos esta tortilla sólo por ser vegana y meter algo de variedad en la ruta, pero de verdad que es una de los mejores pinchos de Madrid y no os hará extrañar para nada la falta de huevo. En B13 os sirven un pincho contundente (3€) y con una apariencia que engaña, pues en realidad su textura es muy suave, ligeramente dulce y deliciosa. ¿Su secreto? La harina de garbanzo y el agua que usan en la mezcla para sustituir el huevo.
En el puesto de Cafés Tornasol, en la planta baja del Mercado de Antón Martín os encontraréis con un pincho de tortilla (3€) sencillamente sublime. La ración es generosa y la tortilla de patatas llega bien jugosa a la mesa, además de venir acompañada con un poco de pan para mojar y dejar el plato completamente limpio. Ah, y si os lo estáis preguntando, es con cebolla.
Nos vamos acercando al final de la ruta, y para ello cruzamos las puertas de La Embajada de Embajadores, en las cuales ya avisan que allí se cocina la mejor tortilla del barrio y, tras probar unas cuantas, no se lo vamos a negar. Tienen pinchos de tortilla (3,5€) de varios sabores y van variando periódicamente, pudiendo elegir entre la clásica con cebolla, la de gorgonzola y calabaza, verduras y queso de cabra o pera y trufa (de nuestras favoritas) entre otros sabores.
Acabamos la ruta en un pequeño bar de barrio en la frontera entre Lavapiés y Arganzuela y, no os vamos a mentir, pero como amantes de la tortilla de Betanzos que somos, nos asustamos un poco al ver este pincho bien cuajado. Todas nuestras dudas se disiparon en cuanto lo probamos: la tortilla (con cebolla y la patata cortada en dados) está jugosa por dentro y tiene un sabor riquísimo. Este pincho (3€) es todo un imprescindible de Madrid.