De pizza en pizza y tiro porque me toca. Ya sabéis que no estaríamos escribiendo estos posts si no fuera porque estamos descubriendo pizzerias que realmente merecen la pena, y tras hablaros de pizzas napolitanas, de Verona y de pinsas… hoy le toca a la argentina. Se trata de un local cuyo nombre es toda una declaración de intenciones Pizza Posta (C/ Amparo, 81), o pizza en serio, un nuevo proyecto del equipo de Pum Pum Café y que nos trae todo el sabor y el grosor de las pizzas al molde argentinas.
La de Pizza Posta es una de esas historias que empiezan como una broma entre amigos y al final se acaba yendo de las manos. Todo comenzó como pequeño laboratorio en Lavapiés para poder hacer pan, repostería y experimentar con nuevas recetas, hasta que empezaron a hacer pizzas para cenar con los amigos y sin darse cuenta ya las estaban vendiendo por el barrio. Y no les ha ido nada mal porque de esta historia hace poco más de un mes y por el local no paras de ver un tráfico constante de pizzas. Y en cuanto al local, tiene un aspecto industrial, pero con una gran mesa central de madera y una barra lateral, de forma que consiguen que dé la sensación de estar comiendo dentro de una enorme cocina viendo cómo mezclan ingredientes y preparan las pizzas.
Un recorrido por Pizza Posta
Cuatro entrantes a modo snacks, nueve pizzas al molde (se puede pedir mitad de una y mitad de otra, e incluso por porciones) y bakery con dos postres. No parece mucho, pero es más que suficiente cuando el resultado es brillante. ¿Pero qué es una pizza al molde? El proceso frente a la italiana difiere en varias partes en las que no vamos a entrar en detalle porque haría falta todo un curso de cocina, así que yendo a lo superficial, son pizzas que se dejan levar dos veces: la primera, cuando se forma una bola con la masa, y la segunda al extenderla y cocinarla en moldes redondos. De esta forma se obtiene una masa gorda, esponjosa, ligera y un poco crujiente. Al grosor de la pizza hay que sumarle la abundancia del queso, como marcan los cánones argentinos. Y ahora le viene la vena argentina a Rodri, porque estas pizzas de estilo porteño nacen de la inmigración italiana que llegó a Argentina, y puede que la pizza se inventase en Italia, pero los argentinos la mejoraron. Dicho esto, Rodri se va a recibir tomatazos San Marzzano de las pizzerias italianas de la ciudad.
Por cierto, para los amantes del vino, cuentan con una selección de quince vinos naturales que van cambiando cada mes. Como detalle a destacar, tienen jarras de agua en la entrada y vasos para que bebáis tranquilamente si no os apetece pedir otra cosa. Ojalá esta práctica se extienda más por la ciudad.
Entrante
Sí, vamos a hablar del entrante porque es algo que brilla por su ausencia en Madrid, y si te ponen uno tan bueno como este de Pizza Posta merece la pena destacarlo. Masa de pizza con aceitunas, queso y un chorrito de aceite. Sencillo, pero ya es el presagio de que algo bueno se avecina.
Tomates quemados
Con un toque picante por la pasta harissa, vienen servidos en un plato generoso y acompañado con echalotas, o chalotas, que son parecidas a la cebolla pero más aromáticas y dulces. A esto le sumamos la stracciatella que ayuda a bajar el punto picante. En conjunto tenemos un plato de dioses y bastante contundente para dos personas, así que si tenéis intención de llegar al postre ya os avisamos de que os va a costar.
Pizza mitad Alonso mitad Fugazzeta
Al ver la pala de madera llegando con la pizza nuestros estómagos empezaron a rugir. Masa gruesa, doradita, mucho queso, un olor alucinante y perfectamente cortada en trozos. Pedimos mitad Alonso, con mozzarella, boniato asado, queso stilton y nueces trituradas, y mitad Fugazzeta. La primera trae un mezcla de quesos mozzarella (que por cierto, lo trabajan con un productor gallego) y stilton como grandes protagonistsa, aportándole un sabor fuerte que juega con el salado y el dulce del boniato. Y la Fugazzeta, cargada de mozarella, cebolla, orégano y ají molido, es capaz de sacarle una lagrimilla a todo argentino. Sin duda Pizza Posta llega fuerte a la ciudad y al barrio de Lavapiés.
Al postre no logramos llegar, y no porque no quisiéramos, pero siendo repostería hecha por ellos y, tras lo que pudimos probar, nos atrevemos a decir que seguro que están riquísimos. Así que con eso pendiente nos tocará volver por Lavapiés para ver si algún día conseguimos devorar su carrot cake con mascarpone o la cheesecake.