Pocas ciudades nos gustan tanto como Berlín. Será por su arquitectura, por el arte callejero que decora sus calles, por su historia y cultura, o por tener una de las ofertas gastronómicas más potentes de Europa. Porque en Berlín se puede comer de todo, y muy bien, ya sea en sus numerosos mercados callejeros, en pequeños puestos en estaciones de metro, en restaurantes de todas partes del mundo o en sus muchas cafeterías de especialidad (algunas son de las mejores de todo el continente) Así que para que no os perdáis nada del panorama foodie de Berlín os traemos nuestra guía para comerse la ciudad, aunque os adelantamos que tendremos que volver pronto porque nuestra visita fue en invierno y nos perdimos los litros y litros de cerveza de los biergarten, pero a cambio aprovechamos para beber mucho café.
1. Desayunos y meriendas
Cuando decimos que en Bonanza sirven uno de los mejores cafés de Berlín no mentimos, pues este tostador que se encuentra escondido detrás de una antigua fábrica os dará la vida a cualquier hora del día con su selección de cafés. Eso sí, para llenar el estómago no encontraréis grandes platos, pero su cinnabun (una delicia de bollo de canela) os hará que queráis comer toda la bandeja. Además, mientras disfrutáis de una taza de café o té, podréis ver a través de su biombo cómo tuestan el café al fondo del local. También podéis ir al segundo local que tienen en Oderberger Str. 35, algo más pequeño pero igual de acogedor.
¿Os apetecen unos donuts? Caseros, hechos cada mañana, con combinaciones de todo tipo como tiramisú, chocolate chip cookie, té chai… y veganos. El local es amplio y cuenta con varias mesas en su interior y una pequeña terraza con vistas al Landwehrkanal, aunque si tenéis buen tiempo os recomendamos comprarlos para llevar y comerlos mientras paseáis por el canal. Por cierto, si vais los martes y viernes os encontraréis con el mercado turco justo al lado.
El mejor desayuno de Berlín y uno de los mejores de nuestras vidas. Situado en Friedrichshain, esta cafetería de especialidad ofrece una serie de platos de desayuno tan originales como contundentes, perfectos para empezar el día con fuerza. Nosotros nos decidimos por dos tostas: la Pork, Fennel & Date Sausage (con salchicha local, bacon, tomate Kasundi y dos huevos pochados) y la The Silo (con aguacate, dos huevos pochados, bacon y queso feta marinado), y de verdad que seguimos relamiéndonos al pensar en ellas. También dan la opción de que os preparéis vuestro propio desayuno con los diferentes ingredientes de la carta y que siempre proceden de productores locales. Para acompañarlo tenéis delicioso café de especialidad, tés, zumos naturales y kombucha.
Five Elephant es un micro-tostador que cuenta con otro local en el barrio de Kreuzberg y en el que el café es el rey indiscutible, aunque también podéis pedir té o un chocolate caliente que os devolverá a la vida en invierno. Y para acompañarlo nada mejor que repostería casera. Aunque os advertimos de que el local es un poco pequeño y no muy cómodo para grupos, pues sólo cuenta con una gran barra y taburetes. También tienen otro local en Kreuzberg, pero nosotros elegimos este para ver en funcionamiento su modbar.
No podía faltar en nuestro recorrido The Barn. Teníamos fichado este tostador desde hacía tiempo y si os apasiona el mundo del café la visita es obligada. Cuentan con tres cafeterías en la ciudad, aunque os recomendamos ir al tostador directamente, donde os resultará más sencillo encontrar mesa. Su carta gira en torno al café, el cual elaboran con diferentes métodos de extracción según vuestra elección, pero un imprescindible para acompañarlo es su impresionante strudel de manzana.
Podríamos definir a Maison Han como un pedacito hipster de Vietnam en Berlín, y aunque lo pongamos en desayunos y meriendas, el sitio también es perfecto para ir a comer pues combina su carta de cafetería con platos típicos vietnamitas como el Bánh o el Pho. Cuentan con café traído de Vietnam, así que no debéis dejar pasar la oportunidad de probar el café vietnamita tradicional, con leche condensada y que se filtra a través de un filtro metálico especial. Ah, y su té matcha es de los mejores que hemos probado nunca.
Lo primero que veréis de esta cafetería es el neón que decora el pasillo por el que se accede a su terraza y, lo segundo, su gran anfiteatro de madera en el que sentarse a reponer fuerzas. Pero, sobre todo, The Visit conquista con tres palabras: All Day Breakfast. Vamos, que vayáis a la hora que vayáis podréis pedir alguno de sus platazos de desayuno, que van desde gofres, tortitas y tartas hasta ensaladas y bagels. Y siempre acompañado de café de especialidad.
Dejamos un momento el café y nos pasamos a la otra bebida que corre por las venas de Walk Eat Die: el té. En Paper and Tea encontraréis el paraíso de la teína. Se trata de una tienda con variedades de todo el mundo, con altísimas estanterías entre las que os perderéis un buen rato intentando elegir cuál llevaros a casa. No tienen sitio para sentarse, pero si queréis probarlos antes podéis pedir un té para llevar de cualquiera de los que venden.
Shopaholics y cafeteros unidos bajo un mismo techo, pues esta cafetería de especialidad se encuentra dentro de una de las tiendas de ropa más cool de la ciudad: VooStore. Aunque no todo es café, ya que también son expertos en té y tienen auténticas delicias. Es un buen sitio para descansar un rato, perderse entre su ropa y sus revistas de arte y tomar algo rápido, pero poco recomendado si buscáis un desayuno o merienda más contundente.
2. Comidas y cenas
Deli americano escondido en un antiguo colegio judío en Mitte, y cuando decimos escondido es porque os va a costar encontrarlo (consejo: nada más entrar al edificio, id a mano derecha y seguid el aroma de la comida). Pequeñito, acogedor y con unos sándwiches de pastrami, pulled pork o Reuben que son obra divina. Eso sí: id sin prisas porque es posible que esté lleno, pero os aseguramos que vale la pena esperar.
Fuimos para comprobar si el hype que hay en torno a esta mítica hamburguesería alemana que se encuentra bajo las vías del tren realmente merecía la pena y, aunque las hamburguesas no están malas, es cierto que el verdadero encanto que tiene es por el ambiente. Baratas, contundentes, acompañadas de patatas fritas y en un espacio lleno de locales y turistas con ganas de probar las hamburguesas más famosas de la ciudad.
Toda visita a Berlín debe incluir su correspondiente parada en Curry 36, una institución del currywurst en la capital germana. ¿Y qué es el currywurst? Se trata de un plato de comida callejera berlinesa que consta de salchicha asada a la parrilla, salsa de tomate y curry en polvo. Vamos, una delicia. Cuentan con dos locales en la ciudad, pero nosotros os recomendamos el que se encuentra junto al zoológico por dos motivos: primero, por el encanto que tiene el pequeño puesto en mitad de una abarrotada plaza, y segundo, porque que está hasta arriba de alemanes y eso siempre es buena señal (de hecho, id con las cosas claras y no esperéis que quien os atienda hable demasiado inglés).
Tacos, pizzas, helados, ostras, cervezas, vinos neozelandeses, coreanos, veganos, BBQ, nigerianos… y podríamos seguir así hasta mencionar los casi 50 puestos que componen este mercado cubierto en el que se puede dar la vuelta al mundo a base de comida. Nosotros, que por motivos obvios ya íbamos un poco llenos, nos fuimos derechos a por un helado en la heladería Rosa Canina, donde tienen sabores bastante curiosos. Además los jueves celebran el Street Food Thursday a partir de las 17:00.
Shopaholics y cafeteros unidos bajo un mismo techo, pues esta cafetería de especialidad se encuentra dentro de una de las tiendas de ropa más cool de la ciudad: VooStore. Aunque no todo es café, ya que también son expertos en té y tienen auténticas delicias. Es un buen sitio para descansar un rato, perderse entre su ropa y sus revistas de arte y tomar algo rápido, pero poco recomendado si buscáis un desayuno o merienda más contundente.