La cocina china está de moda, pero no esa adaptación al paladar occidental a la que estamos acostumbrados (ejem, arroz tres delicias), sino la china china de verdad, la que viene de la mano de una nueva generación de chinos que han crecido en España y que nos acercan los sabores únicos de las provincias como Sichuan, Hunan o Shaanxi. Y precisamente de esta última es de la que os vamos a hablar hoy, porque en el corazón de Chueca os esperan unos larguísimos tallarines caseros típicos de Shaanxi (os sonará más si os decimos que es la provincia en la que se encuentran los famosos guerreros de terracota de Xi’an) de la mano de Biáng Biáng Bar (C/ Pelayo, 8).
Entre todo el barullo que es Chueca pasa un poco desapercibido, pero cuando os acerquéis a Biáng Biáng Bar os daréis cuenta de que tiene algo especial que os llama a aventuraros en su interior. Una vez dado el primer paso, no esperéis un viaje instantáneo a China a través de la decoración pero sí a través de los sabores de sus platos. Un local pequeñito, distribuido en apenas seis mesas y una gran barra al final del espacio donde las paredes blancas, el suelo gris y el marrón claro de las mesas de madera dominan la paleta de colores. Minimalista, informal y con pequeños detalles que os harán recordar que estáis en un restaurante chino. Mención especial a la amabilidad con la que te atienden y el cariño que sus dueños transmiten por lo que hacen. ¡Así da gusto salir a comer!
Un recorrido por Biáng Biáng Bar
Como os comentábamos, Biáng Biáng Bar se especializa en la cocina regional de Shaanxi, y en concreto en dos especialidades. Por un lado, los tallarines biáng biáng, larguísimos y muy anchos, tanto que se les llama tallarines cinturón por la forma que tiene. Los amasan diariamente y podréis pedirlos en formato combo triple (donde os darán una base de ingredientes fija y podréis seleccionar un topping a vuestro gusto pudiendo ser de carne o vegetariano), con cordero cocido o con salteado de pollo con patata, entre otras opciones. Por otra parte tenéis el rou jia mo, muy popular en China como plato de comida callejera y que muchas veces hemos encontrado por Madrid como hamburguesa china. Además la carta va cambiando regularmente en función de la temporada, invitando a volver periódicamente para probar las novedades.
¿Y qué pasa con el famoso picante chino? Sí, la comida china es picante, muy picante en realidad, pero no os tenéis que preocupar porque en Biáng Biáng Bar os preguntarán el nivel de picante que queréis, por lo que no hay nada que temer.
Pollo con verduras y salsa de cacahuete
Empezamos con uno de los nuevos entrantes de la carta. Pollo deshebrado acompañado de verduras y una salsa de cacahuetes sencillamente brutal para los que nos encanta la crema de cacahuete.
Tallariners Biang Biang combo triple
Pongámonos en situación: ante nosotros tenemos un bol con verduras, tofu, huevos revueltos, tomate y, de topping, seta del rey ostra. Pero debajo de toda esta mezcla, escondido, es donde está el verdadero protagonista. Un único tallarín llamado biáng biáng (por lo visto su nombre es una onomatopeya del sonido que se produce al amasarlo), largo y ancho, que es es el sueño de cualquier amante de los sabores asiáticos, e impregnado de salsa de soja casera. De verdad, a los cinco días de nuestra primera visita ya habíamos vuelto a por más.
Rou jia mo
Conocida como la hamburguesa china (aunque más que una hamburguesa recuerda a un pita), el rou jia mo es un plato muy típico de la comida callejera china y, gastronómicamente hablando, es considerado de los sandwiches más antiguos del mundo. Dos rebanadas de un pan, que parece como un mollete chino, relleno de verduras salteadas y jugosa carne de cordero con comino (también se puede pedir en su versión tradicional, con cerdo, o vegetariana, con seta del rey ostra). Hay que admitir que es un poco aceitoso y te acabas pringando las manos, pero no hay un buen bocado de street food sin un poco de pringue.
Budin de almendras
Nos despedimos de Biáng Biáng Bar con el budin de almendras. Un postre de textura muy suave hecho a base de tofu de almendras y que acompañan con frutos rojos, azuki y una base galleta de jengibre para aportar el punto crujiente a cada bocado.