Admitámoslo, a todos nos encanta comernos un buen plato de pasta fresca pero siempre encontramos los dos mismos problemas: o la queremos hacer casera y ponemos la cocina patas arriba, o somos tan vagos que la compramos en el supermercado en paquetes que indican que es una ración para dos personas de la posguerra y sin apenas sabor para evitar ir a un restaurante italiano en Madrid. Pero no pasa nada, porque tenemos una tienda donde comprar pasta fresca casera sin salir de Madrid: Pasta Fresca (Glorieta de Quevedo, 7, y C/ Travesía de Ronda, 2).
Hace unos días tuvimos ese antojo y nos decidimos por fin a probar las pastas caseras de esta tienda que está en pleno centro de Madrid, donde nada más cruzar sus puertas te conquistan con su variedad: espaguetis de distintos sabores, sorrentinos, ravioles, canelones, capelli, empanadas… ¿Empanadas? Sí, porque frente a la idea que podamos tener de relacionar la pasta con Italia, Pasta Fresca es una tienda y fábrica argentina-española (Argentina tiene una gran cultura de pasta gracias a la inmigración) en la que también mantienen algunas tradiciones argentinas como comer gnocchis el 29 de cada mes, por lo que Pasta Fresca es también vuestra tienda para comprar los gnocchis del 29.
Pero vayamos al lío. Las pastas se venden en cajas con raciones para dos personas, y no son las miniraciones del super, sino que aquí te puedes encontrar unas 24 unidades por caja según lo que compres y a muy buenos precios (desde 1,90€ hasta alrededor de los 8€, dependiendo del tipo de pasta y de lo que haya cada día), con rellenos que van variando cada día. A nosotros nos llevó un tiempo decidirnos, pero finalmente, y tras dejarnos aconsejar por sus empleados, apostamos por los ravioles de morcilla y pera, los de provolone y cebolla caramelizada, y los de maíz, albahaca y mozzarella. En la tienda tienen numerosas salsas para acompañarlos, pero para la pasta rellena siempre recomiendan que simplemente se les ponga un chorrito de aceite para que nada enmascare el sabor del relleno, aunque en el caso de los de morcilla y pera nos aconsejaron comerlos con un poco de compota de manzana (y efectivamente así estaba riquísima).
Cargados con nuestras pastas salimos veloces a casa, pusimos el agua a hervir, seguimos las instrucciones de las cajas (marcan tiempos de cocción y algunos consejos para no destrozarla) y a comerla. Decir que estaba delicioso es quedarse corto, pero desde que la probamos hemos decidido que jamás volveremos a comprar la del supermercado, ya que aparte de la calidad aquí se pueden encontrar sabores más originales y sorprendentes, como los sorrentinos de carrilleras al chocolate o los raviolones de ternera a la menta.
En definitiva, cuando queráis comprar pasta fresca casera para hacer en casa en Madrid, esta tienda es vuestro lugar.