Vamos a sincerarnos un poco. Pasear por Chueca y que te entre hambre empieza a ser un poco peligroso. Que si diez locales de grupos gastronómicos con menús calcados, otros tantos de poké, comida en boles o la reciente invasión del aguacate. Afortunadamente siguen quedando locales en los que apuestan por la buena cocina, con humildad, originalidad y un producto de primera. Uno de estos casos excepcionales, y que a nosotros nos tiene babeando cada vez que lo recordamos, es Lobsterie (C/ Gravina, 17), que sin hacer mucho ruido y a base de esfuerzo se ha ido labrando una reputación más que merecida, porque el que fuera el primer lobster bar de Madrid sigue siendo para nosotros una de las mejores opciones para comer en Chueca.
Lobsterie es un espacio divertido, informal, en el que «manger et boir» se convierten en los grandes emblemas de la casa, pudiéndote pedir una copa junto al mejor lobster roll de Madrid o directamente homenajearos con un bogavante asado entero. Con unos precios más que razonables y sin toda la ranciedad que pudiera implicar antaño este bocado, puesto que Lobsterie se trata de un proyecto joven y divertido, que rebosa calidad, amabilidad y en el que se aprecia el cariño y buen hacer que pusieron sus creadores, Arnaud y Clement, desde sus comienzos. Eso sí, no os esperéis un gran local abarrotado de mesas y decorado a la última, porque es un lugar pequeñito, coqueto, con una elegante barra a la entrada y una enorme langosta dorada que cuelga del techo dando la bienvenida a todos los que se adentran en su interior.
Un recorrido por Lobsterie
Un lobster bar americano con las influencias francesas de sus dueños es algo muy tentador desde el principio, y viendo la carta de Lobsterie os daréis buena cuenta de ello: croquetas de bogavante (sencillamente brutales), ostras o ensaladilla de gambones para compartir, rolls de bogavante, cangrejo y camarones, sandwiches de pulled pork o pastrami para comer con las manos o el bogavante asado son algunos de los exquisiteces que os podréis pedir. Vale que la carta no es muy extensa, pero eso para nosotros suele ser una muy buena señal porque al final da a entender que prefieren centrarse en pocos platos pero muy bien elaborados e hilados entre ellos, y que se apoya en un productazo de calidad, como el bogavante, que en este caso viene directamente desde las aguas de Galicia. Para acompañar estos manjares cuentan con una buena oferta de coctelería, vinos y algunas cervezas bastante interesantes, como la Mustache Negra Marinera, que tiene agua de mar de las Rías Baixas y que la hace perfecta para maridar con los bocados marinos de Lobsterie.
Ensalada de bogavante
Una ensalada muy refrescante para empezar a abrir boca y que cuesta compartir de lo buena que está. Además del bogavante, lleva tomate semiseco, aguacate, pimiento amarillo y canónigos, con un puntito cítrico que le sienta genial a todo el conjunto.
Tacos de buey de mar
Seguimos con una de las últimas incorporaciones a la carta y que pasó directamente a nuestra lista de platos favoritos. Estos tacos de buey de mar se acompañan con granos de mostaza encurtidos, que le aporta un dulzor que contrasta de maravilla con el punto salado del buey de mar y la mayonesa de ajo asado. Ponedle un chorrito de lima, cerrad el taco y disfrutad con uno de los tacos más originales y ricos que podréis encontrar en Madrid.
Croquetas de bogavante
Por favor, las croquetas de bogavante de Lobsterie bien merecen una estatua en su honor. Sin duda alguna son todo un must de la carta de Lobsterie y unas de las mejores croquetas de Madrid. Sería casi pecado ir a comer y no pedirlas. Crujientes por fuera, cremosísimas por dentro y con todo el sabor del bogavante, son un auténtico vicio.
Lobster Roll Connecticut Style
Pasamos a los platos principales y empezamos por uno de sus lobster rolls (tienen también otro al estilo de Maine). En el de Connecticut, el bogavante se sirve templado y con un poco de mantequilla derretida, que hace que sea jugosísimo, y todo ello entre un delicioso pan brioche de Mamá Framboise ligeramente tostado, muy suave, con un puntito dulce y que acompaña a la perfección el sabor del bogavante. Como todos sus platos principales (a excepción del spicy mac’n’lobster), viene acompañado de patatas fritas caseras y ensalada de col.
Sandwich de pastrami
Ya os hablamos de él en nuestra ruta del sandwich de pastrami, y os lo volvemos a recordar porque es un sandwich que destaca por la originalidad a la hora de incorporar ingredientes: pastrami de vaca gallega, queso fundido, mostaza con cúrcuma y pepinillo y deliciosa remolacha encurtida, todo ello entre dos rebanadas tostadas de pan de semillas.
Sandwich de pulled pork
El pulled pork está de moda en Madrid, y eso se nota porque ya lo vemos por todas partes, pero el de Lobsterie es uno de esos que de verdad merece la pena probar. La carne de cerdo se cocina lentamente al horno y, desmigajada, se coloca entre dos panes con granos de mostaza encurtidos, lombarda y el jugo que va soltando la propia carne, lo que le da un extra de jugosidad que hará que prácticamente se os deshaga sola en la boca.
Tarta de queso
Ponemos el punto y final con su tarta de queso, la cual nos sorprendió muy gratamente por su sabor y por tener una textura muy suave. Además, algo que nos encanta es que simplemente venga acompañado por un poquito de mermelada al lado, en vez de ponerla por encima, pues así no se enmascara el intenso sabor del queso.