Juancho’s BBQ: paraíso carnívoro en el Mercado de Chamberí

Quedar con los amigos alrededor de una buena barbacoa es uno de esos pequeños placeres que piensas que sólo se pueden disfrutar en el campo, pero los que vivimos medio atrapados en la ciudad tenemos la oportunidad de ir al puesto de Juancho’s BBQ (Mercado de Chamberí, C/ Alonso Cano, 10): un pequeño paraíso cárnico donde la cercanía del dueño y su pasión por el fuego y la carne os devolverán a esas escapadas de domingo.

Pero vayamos por partes. ¿Quién es Juancho y por qué una barbacoa? Juan es el joven dueño de esta barbacoa, una de esas personas que tras cinco minutos charlando te da la sensación de que es un amigo de toda la vida, y es justo eso lo que busca con su espacio: ofreceros la oportunidad de comer una barbacoa entre amigos y que cuente con los mejores cortes de carnes españolas, de ganadería extensiva y seleccionadas de Extremadura, Galicia y Huelva.

Es cierto que la carta no es muy extensa, pero probablemente por eso merezca la pena, porque sabe centrarse en unas cuantas especialidades y hacerlas muy bien. Además, entre la pluma de cerdo, la vaca extremeña en formato tomahawk (un corte de 1kg), las hamburguesas y el lomo alto de wagyu, todo es tan apetecible que necesitaréis varias visitas para no dejar nada sin probar. Nosotros, aunque tentados de zamparnos una hamburguesa, optamos por la recomendación de Juan y pedimos el T-Bone, un corte de 750gr para dos personas que incluye entrecot y solomillo en una única pieza.

Al pedirlo, Juan os presentará el corte y os preguntará el punto al que queréis la carne, siempre aconsejándoos cuál recomienda pues cada corte es un mundo y requieren de su tiempo para sacarle el mejor sabor. Y mientras se cocina, nos tomamos una copa de vino de su muy buena selección.

Se acaba la impaciente espera y llega el T-Bone servido sobre una gran tabla redonda, con sal escamada y acompañado de patatas cocidas. Si verlo mientras se cocinaba era un espectáculo, una vez servido ya ni os contamos. Tras un rato admirando el corte pasamos a hincarle el diente. Lo increíble de este corte es lo tierna que resulta la carne, pero sobre todo la diferencia de sabor que hay entre el solomillo y el lomo, un dos en uno en toda regla. Al acabarlo querréis mordisquear el hueso en forma de T hasta que no quede ni un trozo de carne escondido.

Os prometemos que vamos a volver, porque después de probar el T-Bone nuestro olfato nos dice que allí se esconde una de las mejores hamburguesas de Madrid. Así que pronto os contaremos más.

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